🔓 La trampa del ‘no puedo’: cómo identificar creencias que te frenan y empezar a liberarte
¿Cuántas veces te dijiste “no puedo”?
A veces lo hacés en voz alta, otras en silencio. “No puedo cambiar”, “no puedo soltar esto”, “no puedo con tanto”. Y lo repetís tanto que terminás creyéndotelo.
Pero detrás de ese no puedo no hay una verdad absoluta. Hay una creencia limitante, una idea vieja que cargás como si fuera tuya… y que quizás ni siquiera lo es.
Las creencias limitantes no son tuyas, pero actúan como si lo fueran.
Las creencias se forman en la infancia, por repetición, experiencias, mandatos. Muchas veces no te diste cuenta de cuándo las incorporaste, pero ahí están, guiando decisiones, activando miedos, saboteando sueños. “No puedo” es una de las formas más comunes que tiene el miedo de disfrazarse.
Ejercicio consciente:
Tomate unos minutos para anotar 3 frases que te repetís cuando querés hacer algo y te detenés.
→ ¿De quién son esas frases? ¿Una maestra, tu mamá, una experiencia pasada?
→ ¿Son ciertas hoy, o solo te las seguís diciendo por costumbre?
Lo que repetís crea tu realidad… hasta que lo elegís distinto
Cada vez que decís o pensás “no puedo”, le estás dando energía a esa creencia. Estás alimentando una identidad que no sos. Porque vos no sos el miedo, ni el estancamiento, ni el personaje que se quedó atrás. Sos alguien que puede cambiar. Pero no desde la culpa ni desde la fuerza: desde la conciencia.
Preguntate esto: → ¿Qué pasaría si pudiera? → ¿Qué es lo peor que puede pasar si lo intento? → ¿Qué es lo mejor que podría pasar si me animo? Este tipo de preguntas desactivan el modo automático y te abren una puerta nueva.
Liberarte empieza por escucharte La única forma real de desactivar una creencia limitante es escucharte con verdad.
No con juicio, no con exigencia. Con presencia. Las creencias no se “eliminan” de un día para el otro. Pero podés dejar de repetirlas y empezar a reemplazarlas por frases nuevas, más amorosas, más reales para la mujer que sos hoy.
Ritual simple de liberación emocional:
Escribí la frase que más te duele o que más te repetís. Encendé una vela blanca o un sahumo. Leé esa frase en voz alta… y después rompé el papel. Escribí una nueva versión.
Pegala en un lugar visible. Ejemplo: “No puedo cambiar” → “Estoy aprendiendo a cambiar, paso a paso.”
🌙 Conclusión
Liberarte del no puedo no es cambiar de golpe. Es animarte a elegir una versión más real de vos, una que confía, aunque le tiemble la voz. Una que ya no quiere sostener creencias heredadas, sino crear su camino desde lo que siente hoy. Y eso, aunque parezca simple, es profundamente transformador.
💌 Llamado a la acción
Si sentís que estás repitiendo historias que ya no son tuyas, y querés liberar esas cargas con conciencia, te invito a una sesión personalizada de limpieza y desbloqueo energético. Juntas podemos soltar lo que ya no va y abrir espacio para lo nuevo.