Hay días en los que todo abruma.

La mente va rápido, las emociones pesan, y pareciera que no hay un solo espacio de paz.

Y sin darte cuenta, te encontrás funcionando en automático, diciendo que sí cuando querías decir que no, cumpliendo con todo menos con vos.

Pero cuando la vida acelera, lo que más necesitás es bajar a tierra. Volver a vos. Respirar hondo y recordar que podés elegir distinto, incluso en medio del caos.

En este artículo te comparto una forma muy simple y profunda de volver a tu centro cuando sentís que todo te sobrepasa. No necesitás hacer todo perfecto. Solo necesitás presencia, decisión y volver a escucharte.

1. El cuerpo siempre sabe por dónde volver 

Cuando la mente se satura, el cuerpo te pide ayuda. A veces lo hace con ansiedad, otras con cansancio, o con esa sensación de no tener ganas de nada. Bajar a tierra no es otra tarea más: es volver al cuerpo, aunque sea por dos minutos. Volver al cuerpo es lo que te permite salir del pensamiento circular y habitar tu verdad.

Práctica rápida para volver a vos:

Poné una mano en el pecho y otra en el abdomen.

Cerrá los ojos y respirá profundo, sintiendo el peso de tu cuerpo en la silla o el suelo.

Preguntate: ¿Qué necesito ahora mismo? Escuchá la primera respuesta. Esa es la que vale.

2. El ruido interno no se apaga luchando, se transforma eligiendo 

Muchas veces lo que nos abruma no es lo que pasa afuera, sino cómo lo interpretamos adentro. Esa voz que exige, que juzga, que compara. Que dice que deberías estar más avanzada, más productiva, más perfecta. Cuando te das cuenta de que esa voz no sos vos, algo cambia. Elegir desde tu verdad no es tomar decisiones impulsivas, es honrar lo que sentís y actuar desde ahí. Incluso si es incómodo. Incluso si no sabés qué va a pasar después.

Ejercicio de conciencia simple:

Escribí 3 frases que te repetís cuando estás abrumada.

Observá: ¿son tuyas o las heredaste de alguien más?

Reescribilas con tu verdad de hoy. Ejemplo: “Tengo que estar bien todo el tiempo” → “Me permito tener días nublados sin dejar de valer”.

 3. Elegir distinto es el primer paso hacia el cambio real

No necesitás cambiar tu vida entera en un día. Solo tenés que empezar a elegir distinto en lo pequeño: decir que no cuando algo te quita paz, darte 5 minutos más en la mañana, dejar de forzarte a encajar en algo que ya no va más.

Empoderarse no es hacerse la fuerte. Es honrar lo que sos, incluso cuando estás cansada, y tomar una decisión desde ahí. 

Mantra para esos días caóticos: "No tengo que poder con todo. Tengo que volver a mí."

Conclusión

Cuando todo te abruma, bajar a tierra es una forma de volver a la vida. No sos una carga, ni un problema, ni una mujer rota. Sos una mujer sensible, consciente, que está despertando. Y eso, aunque duela a veces, es hermoso. No estás sola. Estás volviendo a vos. Y ese es el acto más valiente que podés hacer.

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